viernes, 12 de noviembre de 2021

Relato.

 


Mis dos héroes


  María había tenido una vida acomodada, toda clase de lujos, pero no cambiaba la que tenía ahora por nada del mundo. Huía de su marido, quien era un hombre importante del gobierno. Un hombre que había jurado darle todo y que no le había dado nada. Los días con él eran insoportables. Él siempre le estaba gritando, humillando, golpeando, lesionando, etc. Luego le pedía disculpas hecho un mar de lágrimas pero al rato, volvía a empezar con fuertes discusiones y peleas.


    Un martirio para ella y el hijo de ambos: Félix. A ella le había costado un mundo conseguir una orden de alejamiento, pero al final la había obtenido. Su marido no se podría comunicar lo más mínimo ni con ella ni con el chiquillo. Ella había pasado de ser una gran directora ejecutiva de una importante empresa a limpiar suelos. Cambió un barrio ostentoso y lujoso de Madrid por otro mucho más humilde de Andalucía.


    Y eso para ella no tenía precio. María había conseguido paz interior, aliviar su ansiedad, tenía amor propio, confianza en sí misma y también andaba sin miedo por la vida. Su hijo era otro niño, era un niño feliz, rendía en la escuela, reía y socializaba con otros niños muy bien. El miedo también había desaparecido de su vida. Ambos creían que en el lugar donde residían aquel monstruo no iba a llegar jamás.


    Otro hombre dibujó una sonrisa en sus caras , su vecino Daniel. Daniel había sido policía. Sin embargo, se retiró del cuerpo de policía muy decepcionado. Se decepcionó al ver que sus compañeros no ayudaban al pueblo, sino que estaban a merced de un gobierno corrupto lleno de hipocresía. 


    Sin trabajo y con poco que ofrecer, se animó a pedirle una cita romántica a María. Los dos congeniaron a la perfección. Él la había aliviado de todo el sufrimiento que le causó el otro hombre. Supo besar todas sus heridas y cicatrices, supo amarla de verdad. Ella sintió renacer de nuevo. No obstante, María no se atrevía a formalizar la relación y siempre que Daniel le sacaba el tema de vivir juntos, ella se negaba. Temía otra convivencia con otro hombre.


    Una noche de madrugada ocurrió lo peor. El marido de María ( al que no le pondremos nombre ) saltó por la ventana de ella, y entró en su habitación, incumpliendo la orden de alejamiento. Ella se despertó de un susto, pero aún así, se puso de pie y le encaró muerta de miedo.


    Félix empezó a escuchar gritos y golpes. Su padre empujó a María contra la pared. La cabeza de ella se dio un fuerte golpe contra la misma. El energúmeno le propinó varias bofetadas hasta dejarla inconsciente. La tiró sobre la cama y se dispuso a violarla. " Ahora verás que yo soy tu hombre. Yo. No ese mierda de policía que te has buscado ", le espetó.


    Félix se vistió corriendo y salió de la casa hasta llegar a la de Daniel. Con sólo ocho añitos, avisó a Daniel pronunciando estas palabras: " Daniel, ayúdanos. Mi padre está torturando a mi madre ahora mismo ".


    Daniel en pijama salió corriendo de su casa hasta llegar a la de María. Al llegar allí, vio cómo un animal violaba a la mujer de su vida con muy poca resistencia. Él le sujetaba los brazos, le estaba haciendo daño. Ella lloraba con la cara y las sienes ensangrentadas.


    Daniel le dijo al niño que se escondiese en su cuarto, pero Félix le hizo caso omiso y fue testigo de la atroz escena.


    Daniel cogió al hombre por la espalda, le dio la vuelta, le puso delante de sí mismo y le dijo: " A ver si a mí me haces lo mismo que a ella ", le propinó varios puñetazos en la cara. El hombrecillo desprevenido y asustado, intentó defenderse, pero Daniel no le dejó. Le dio una patada en el estómago, le tumbó al suelo, le asestó un golpe en la cabeza contra el suelo y, totalmente desencajado, le atizó varios puñetazos en la cara. La voz de Félix le detuvo: " Basta, Dani. Él es tan malo que la muerte es poco castigo para él ".


    María, que estaba paralizada en su cama por la violencia sufrida y el miedo, reaccionó, ordenó a Félix que se fuese con ella y se lo llevó consigo, abrazándole con todas sus fuerzas contra su pecho.


    El hombrecillo se levantó y saltó de nuevo por la ventana. Esta vez se lastimó la pierna, se hizo un esguince, pero el miedo que sentía le hizo correr con todas las fuerzas que podía reunir. Estaba ansioso y nervioso, nunca había visto la muerte tan de cerca.


    El primer comentario que le hizo María a Daniel fue el siguiente: " Definitivamente, tienes que venirte a vivir con nosotros ". " ¡ Qué bien ! ", expresó Félix emocionado.


    Daniel cogió un pañuelo que estaba en la mesita de noche, le limpió la sangre de la cara a la mujer, todas sus lágrimas, la besó por toda la cara y le respondió: " Acepto encantado ". 


    Daniel y ella pasaron la noche en el hospital. María se hizo con otro parte de lesiones ( ya perdió la cuenta de cuántos se había hecho ) . Dicho informe lo presentó junto a otra denuncia más hacia el marido.


    Por fortuna, éste jamás se atrevió a aparecer de nuevo en su casa. No supo más de él y no quiso saber nada más de él. En ella volvió a desaparecer el miedo. Esta vez definitivamente. Daniel, que sí era un hombre de los pies a la cabeza, dormía con ella todas las noches. Y aunque no era el padre biológico de Félix, el chiquillo lo sentía así y le llamaba papá.


    Valiéndose de un buen amigo acaudalado, María le consiguió a Daniel un buen trabajo de guardaespaldas. La pareja y Félix tuvieron el final que se merecían . Y es que las personas buenas se merecen sólo cosas buenas: felicidad, abundancia, salud, prosperidad, amor, etc. Nadie ( sea hombre o mujer ) merece ser maltratado. No hay ningún motivo para el maltrato. Ante las personas que maltratan y abusan de las demás, no cabe la justificación ni la compresión. Hay que aislarlas de la sociedad como personas incívicas e incivilizadas que son. No te calles nunca, denuncia si eres víctima de una persona así. 





Relato elaborado por Eva María Vicente Belmonte.

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