martes, 18 de octubre de 2022

Relato.

 

Antonio, un auténtico crápula.

    Me llamo Antonio Guzmán Soler. Soy un reputado abogado de un prestigioso bufete.

    Ayer me levanté tarde porque estuve toda la noche celebrando la victoria de un caso importante. Gano el 100% de los casos. Mi fortuna ronda los seis millones de euros. Al mes facturo unos quince mil euros. No me puedo quejar.

    Desayuné placenteramente en mi casa, hice que mi querida criada Berta me preparase un cruasán francés con mantequilla pura junto a un delicioso cappuccino.

    Salí a la calle con aire triunfador y dispuesto a comerme el mundo. Fui a una tienda exclusiva de trajes para hombres.

    Me llevé el más caro puesto. Era un exclusivo traje de la casa Brioni. De muy alta calidad. La dependienta, una rubia preciosa, suspiraba por mí y por cómo me quedaba. Es lo que tiene el fitness, las horas de gimnasia, y una buena genética. Al terminar de pagar, me despedí de la chica y le guiñé el ojo. A cambio, ella me dedicó una seductora sonrisa.

    Cuando salí a la calle, acaparaba más suspiros, atenciones, y miradas de mujeres de lo normal. Me encanta gustar.

    Me encontré a mi amigo Félix, me invitó a almorzar. Comimos en un selecto restaurante.

    Almorcemos merluza con cocochas y consumimos un prohibitivo vino: el aurumred gold. Nos contamos nuestras últimas conquistas amorosas y reímos un montón. Yo suelo reír mucho. Soy risueño y optimista.

    " Tío, ¿ por qué no te pasas por mi casino ? ", me preguntó. Acto seguido, me extendió una tarjeta de socio vip. Cómo negarme. Acepté encantado.

    Después, fui a echarme una siesta. Duró más de lo normal. Sería por el vino.

    A las nueve cogí mi coche, un coche deportivo exclusivo de gama alta: un naranja Mclaren 720s.

    Cuando llegué al casino, todas las miradas se depositaron en mí y en mi auto. Al aparcacoches, un árabe joven, se le caía la baba. Hice que lo aparcara y apenas pudo disimular la alegría que le hacía dicho cometido.

    Muchas personas se me acercaron para acapararme, pero invité a una copa a una chica pelirroja, explosiva, y preciosa que estaba en la barra. Conectamos enseguida y con ella me fui a jugar a la ruleta. Las apuestas me iban bien. Apostaba y ganaba. Estaba en racha y otra mujer guapa se nos acercó. Ésta era morena, también muy explosiva. Y, ¿ qué creen ?.

    Una última tirada me hizo ganar veinticuatro mil euros. La suerte me acompañó como de costumbre. 

    Antes de irme con las dos muchachas, compré tres botellas de champán de la marca Dom Pérignon, el champán más caro del lugar.

    Luego retiré mi dinero. Félix salió a saludarme y me dijo: " Espero no verte por aquí en años. Tú puedes dejarnos tiesos, Toni ", comentó entre risas.

    Acto seguido, me fui a un gran hotel, conseguí la suite principal. El dinero lo hace todo.

    Las chicas y yo montamos una gran juerga. Rocié a las muchachas en champán, esparcí mi dinero sobre ellas. Ellas se excitaban mucho restregando los billetes por sus esculturales y mojados cuerpos. No dejábamos de reír. Hicimos varias posturas de trío. Sé mucho de sexo, acostumbro a estar con muchas mujeres.

    Me volvía loco estar acostado boca arriba y dar placer a dos hembras como ésas. La morena se dejaba penetrar mientras que la pelirroja se sentaba sobre mi cara y disfrutaba con mi lengua. Puro sexo oral, señores. Luego, se intercambiaban. Nos divertimos mucho.

    Todo era piel, tetas, culos, risas, alcohol, sexo del bueno, billetes desparramados... Me dormí satisfecho, alcoholizado, borracho de felicidad también, exhausto. Sentí que una chica dormía abrazada a mí y que la otra dormía justo encima. Fue una de las mejores noches de mi vida.

    ¿ Qué creen que pasó después ?. Pues que sonó el despertador, y ya no había tías conmigo ni estaba en una suite. Mi cama no era grande. Seguía siendo la misma cama pequeña de siempre. 

    Yo seguía siendo pobre, serio, y rechoncho. Todo había sido un sueño. Espectacular, pero un sueño al fin y al cabo.

    Me puse rojo de vergüenza al verme empalmado, recordando el sueño. Yo soy bastante tímido, no ligo nada.

    Me levanté y me puse el uniforme de albañil. Desayuné lo justo, un vaso de leche. Iba con prisas. Mi jefe es muy estricto y a la obra he de entrar a los ocho en punto de la mañana.

    Cuando salía del portal, vi limpiando a una chica rubia. Apenas la saludé, pero ella sí me reconoció. ¡ Sorpresa !. Era la misma chica de la tienda del sueño, la que me vendió el traje caro de firma italiana. Aluciné. Estaba más guapa que en el sueño. Me quedé absorto, paralizado. ¡ Menuda coincidencia !.

    Ella me espetó: " Tú eres el que mira siempre el escaparate de la tienda " Modas del hoy ", verdad ? ". Se refería a una tienda masculina similar a la del sueño.

    " Sí, bueno, soñar es gratis ", respondí tímido.

    " Ya, es una tienda de precios demasiado elevados. Allí sólo van estirados. Me echaron de ese sitio y he encontrado trabajo de limpiadora en este edificio. Me llamo Susana ", expresó la rubia.

    " Yo soy Antonio ". Nos dimos dos besos. Yo estaba rojo como un tomate y sólo acerté a decir: " Para lo que quieras y necesites, yo vivo en el apartamento del 2ºB ".

    " Gracias. Muy amable, Antonio ", respondió Susana con una bella sonrisa.

    Contento, me subí al coche, un coche pobre, antiguo y destartalado. Nada que ver con el del sueño.

    " Puede ser el principio de algo bueno ", pensé alegre conduciendo de camino al trabajo.

    Algo real se había colado en mi sueño donde por una sola y única vez había sido un auténtico crápula. Una mujer guapísima de carne y hueso. Puede ser que ya la hubiera visto en otra ocasión pero ahora la tengo cerca. Quizás me atreva un día a invitarla a salir. Por qué no, sería estupendo. 




  Relato elaborado por Eva María Vicente Belmonte.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario