Relato erótico romántico .

Todo por amor

     Ocurrió en una exposición magnánima en Barcelona de pintura . Lita Cabellut cedía parte de su espacio a una pintora novel , Virginia Méndez . Fue allí cuando dos personas destinadas a estar juntas se conocieron . Una de ellas era esta debutante pintora , la otra era Delila , hija de un importante jeque árabe multimillonario con distinciones honoríficas en distintas partes del mundo y grandes títulos . Cuando ambas se miraron por primera vez y los ojos azules de Virginia quedaron atrapados bajo los atentos ojos negros de Delila , sintieron que el mundo se detenía a su alrededor . 

    Virginia sintió que no había visto una belleza de tal calibre en su vida . Su cuerpo tembló , al igual que el de Delila , ésta siempre se veía reprimiendo su verdadera sexualidad porque su padre planeaba para ella desde niña casarla con un hombre tan rico como él . Ambas sintieron electricidad , magia , y se enamoraron . Lita , dándose cuenta de que su compañera no supo disimular que se sentía hechizada por la árabe , las presentó . Delila era admiradora y clienta suya desde hacía bastante tiempo . A raíz de ser presentadas , las chicas hablaban entre sí como si se conociesen de toda la vida .

    Delila le comentaba a Virginia que sus cuadros tenían cierto parecido a los de Lita Cabellut , y le compró casi todos , pues cinco habían sido vendidos ya . Virginia sin poder reprimir todas sus emociones hacia Delila , la invitó a su piso de Barcelona y se fue con ella sin haber concluido la exposición . La pintora sólo había tenido tres relaciones con chicos pero nunca había sentido hacia ellos nada parecido a lo que le removió Delila en su interior . Nunca llegó al orgasmo con ninguno de los tres , por eso mientras subía por el ascensor y miraba a su acompañante , sentía un cosquilleo en sus genitales al imaginar tocarla que la sorprendió gratamente . 

    Al cruzar el umbral de la puerta , ninguna quería reprimir sus emociones , pero aún así fueron bastante educadas la una con la otra . Muy tímidas . Virginia invitó a una copa a Delila , ésta empezó a decir que le gustaba mucho la decoración de su piso y sin querer , sus pies fueron a la habitación . Delante de la cama , Virginia le retiró la copa a Delila , le desabrochó el vestido que cayó al suelo , le quitó el fino pañuelo de la cabeza y empezaron a explorarse mutuamente . Virginia también se desnudó para ponerle a su chica las cosas más fáciles . Jugaban ambas con los pechos de la otra , sintiendo una explosión de placer intenso en sus entrañas que nunca antes sintieron . 

  

    Reían y se palpaban mutuamente hasta bajar a la vagina . Tal fue la emoción de Delila que casi se desmaya encima de la cama . " No pares , sigue " , le dijo a su compañera tumbándose en la cama . Estando tumbada , a Virginia le fue más cómodo penetrar sus dedos rígidos en la vagina de Delila , luego su lengua lamió su clítoris , dejando a Delila extasiada de placer . Virginia seguía besando su cuerpo hasta subir a los pechos de Delila , lamió y mordisqueó sus pezones con sumo placer . Eran unos pechos preciosos , grandes , finos , turgentes .  Delila siempre se había sentido acomplejada con su pecho , pero a raíz de esta experiencia en la que se sintió tan deseada , jamás abrazó tal complejo . 

    A Virginia le pilló por sorpresa Delila , que quiso tomar las riendas , poniéndose encima de ella , explorando su clítoris como a ella se lo habían hecho y besándola como a ella la habían besado . Quiso devolverle el placer con creces , pues puso sus genitales en contacto con los de ella y frotándose las dos , sin dejar de mirarse , llegaron al clímax cogidas de las mano . A continuación , la mora quiso hacerle a Virginia un anilingus , su lengua lamió su ano hasta llegar a provocar un fuerte placer en su amiga . El orgasmo fue tal que Virginia se lo devolvió enseguida , practicando a su acompañante otro anilingus . Ninguna de las dos quería vivir menos placer que la otra , fueron muy generosas entre sí .  Las dos cayeron cansadas en la cama y abrazadas , durmieron felices . Más que nunca . 

    A la mañana siguiente , quisieron darse un buen baño juntas . En el mismo se enjabonaban , disfrutando de sus cuerpos mutuamente , acariciándose y siguiendo con la exploración que las llenaba de placer . No paraban de reír . Se sentaron en la bañera y las piernas de Delila rodeaban el cuerpo húmedo de Virginia , rozando su vagina con el hermoso trasero de la catalana . Ésta , risueña , le preguntó : " ¿ dónde has aprendido a dar placer tan bien a una mujer ? " , a lo que Delila le contestó : " He tenido que imaginarlo siempre , pues nunca pensé que llegaría a hacer mis fantasías realidad " . Después del baño , ambas salieron a la calle y se sentaron en la terraza de un bar famoso tras un maravilloso paseo en el cual , Virginia mostró a Delila la belleza de la ciudad condal . Sentían que no querían separarse la una de la otra , se besaban sin importarle las miradas de los demás . Estaban tan enamoradas que Delila se imaginaba ya de camarera en el mismo bar donde estaban sentadas . 

    Intentaron comer algo pero eran tus grandes sus emociones y tan nuevas , que no pudieron . Pagaron el zumo que consumieron y se fueron , dejando dos sándwich mixtos casi enteros en la mesa . Estuvieron muy poco rato en esa terraza , pero fue tiempo suficiente para que un hombre aprovechado supiera de quién era hija la chica árabe , sacara unas fotos y un vídeo besándose con Virginia e hiciera chantaje al padre . Lo iba a publicar todo en las redes sociales si éste no le soltaba una gran cantidad de dinero . El padre ( que estaba en Arabia Saudí ) , al ver el material , se derrumbó . Consideró a su hija una cualquiera y le transfirió al hombre , también árabe , en su cuenta el millón de euros que le pidió por no hacer público nada . 

  

    Llamó por teléfono a su hija y le dijo que en cuanto apareciera en Arabia Saudí , le iba a aplicar el castigo que encierra el versículo 4 : 15--16 del Corán . La iba a encerrar de por vida en un cuarto hasta que muriera porque su conducta había sido indecente . Viendo el enfado de su padre , Delila no se acobardó , decidió ir hasta su casa y enfrentarse a su padre para regular su situación , quedarse a vivir en España con su chica . " Lo que siento no es algo pasajero " , explicó a Virginia antes de partir . " Yo tampoco , siempre he estado tan sola que conocerte ha sido una bendición . No quiero separarme de ti nunca . "   Juntas fueron a Arabia Saudí hasta la casa de Delila . El jeque árabe miró a Virginia sólo una vez y sólo puedo decir que si las miradas matasen , Virginia estaría muerta y enterrada . 

    Delila cogió su pasaporte , aunque su padre intentó rompérselo varias veces , muerto de la rabia . Lo impidió así la madre de Delila , que no quería que su hija reprimiera más su sexualidad y se viera casada con alguien a quien nunca iba a amar . La pareja de enamoradas contando con el apoyo de la mujer árabe , fueron a la embajada de España en Arabia Saudí . Allí Delila solicitó un visado de larga duración para residir y trabajar en España . Su madre se prestó a ayudarla con toda la documentación que se le solicitó , la miraba y se le escapaban las lágrimas , sabía que su niña se iba de casa y ya no la iba a ver como antes . Ayudó a que Delila consiguiera el visado el hecho de que hubiera conseguido un buen contrato como camarera en el primer bar donde se sentó con Virginia y la besó públicamente con orgullo . También el hecho de que estuviesen muy enamoradas tanto que Virginia les propuso a los de la embajada española casarse con Delila allí mismo . Algo que no fue necesario . 

  

    En cuanto Delila tuvo los papeles en regla , pudo residir en España como quería . Empezó trabajando de camarera , ahora se dedica a lo que más le gusta : la repostería . Es la propia jefa de su negocio y hace tartas , pasteles , galletas , cupcakes , etc . Aquella que pudo heredar una gran fortuna y ser multimillonaria , abrió una pastelería , lo dejó todo por amor . Ver la cara sonriente de su pintora favorita cuando se levanta todas las mañanas no tiene precio . 

Relato elaborado por Eva María Vicente Belmonte .