Relato

Querer es poder

 

 

    En un pueblo llamado Villa Constancia hicieron alcalde a un muchacho aún joven , muy querido por todos : Eladio Escamilla . Un hombre vital y carismático , siempre dispuesto a hacer cosas por su pueblo . Un día le ocurrió un desafortunado suceso , el azar le jugó una mala pasada . Recibió una llamada de un amigo de su hija , que tenía sólo 16 años ,  avisándole de que ésta estaba muy ebria y que no podía llevarla en coche hasta su casa porque no tenía carné . El alcalde preocupadísimo fue a toda velocidad hasta la discoteca donde se encontraba su hija pero no llegó . 

 

    Tuvo un accidente gravísimo , se lesionó la médula espinal y quedó postrado en una silla de ruedas de por vida . Eladio se tomó esta resolución de la forma más optimista que pudo : seguía vivo . Sin embargo , tomó conciencia de lo que se sufre al ser dependiente de los demás y se enteró de que en el pueblo había personas --incluso en peores estados y condiciones que él-- que luchaban por hacer valer sus derechos . Quiso formar parte , como uno más , de un grupo que se reunía cada jueves por la tarde para hablar de realidades y  ver cómo atajar los problemas de accesibilidad con que se encontraban . Igual quiso enterarse de lo que le sucedía a los integrantes del grupo formado por tres personas con síndrome de down , un chico sordo con una deficiencia profunda , un niño autista , una mujer con la pérdida completa del sentido de la vista siendo una limitación hereditaria , un hombre mayor con retinopatía diabética y un chico también en silla de ruedas diapléjico . Este chico se llamaba José Berenguel , fue un bebé prematuro y nació con los miembros inferiores paralizados . Desde el primer instante que le vio , Eladio le cogió cariño porque la carita de José era de ilusión plena por la vida . Tenía sólo dos años más que su hija , unos ojos chisposos fascinantes y una sonrisa iluminadora con la que se ganaba a la gente desde el primer minuto . 

 

    El alcalde sintió en el pecho una punzada de dolor al no haber sido consciente ni haberse preocupado por las realidades de estas personas antes y les pidió perdón . Pidió perdón a todas las personas del grupo en cuanto las conoció y quiso enterarse de sus problemas . Para ello habló con María Berenguel , la madre de José . Una mujer que había criado a su hijo sólo con la ayuda de su madre . Una heroína de este siglo . María le comentó al alcalde muchas de las barreras de accesibilidad que él desconocía que existían en el pueblo pero que existían . Entonces , Eladio le propuso a María asistir a FAMMA para denunciar una por una . FAMMA es una asociación de Madrid que se encarga de elevar las denuncias por problemas de accesibilidad a los juzgados y tribunales madrileños . 

 

    La primera queja que presentaron María y el alcalde de Villa Constancia fue la de la rampa que daba acceso al hospital . La rampa era muy estrecha , estaba muy inclinada y se saltaba a la torera la ley de cómo deben ser construidas las rampas para las personas con sillas de ruedas . Fueron muy bien documentados , llevaron fotos de la rampa en cuestión y claramente , un juez no tuvo más remedio que darles la razón . A continuación , se centraron en elevar otra queja igual de bien documentada . Esta vez se trataba de unos pivotes mal colocados en la acera , de forma insegura y del mismo color de la acera . Unas señales que no debían estar pues constituían una barrera visual de accesibilidad dañina . El juez también les dio la razón ahí y los pivotes se quitaron . 

 

    Eladio vio que las personas que se encontraban con estos problemas tenían a la ley de su parte y animó a transmitir quejas a las personas con diversidad funcional . Ayudó a los pueblos de al lado a presentar quejas -- contando con la colaboración de FAMMA -- en los juzgados de Madrid , y la justicia , unas veces más lenta que otras , siempre respondió a su favor . Eladio Escamilla no se sintió más útil en su vida que ayudando y respaldando desde su propia silla de ruedas a estas personas en su lucha por lograr una accesibilidad para todos . Y si todos nos uniéramos a ellos en su lucha y tomáramos conciencia de sus problemas como lo hizo este alcalde haríamos del mundo , un mundo mejor . Pues no hay más discapacitado que aquel que pisa los derechos de personas que tienen capacidades diferentes . 

 

 

 

Firma este relato Eva María Vicente Belmonte .