Relato corto.

 


¡ Ola va !


    Un día de agosto en California, Mark y su perro Toby fueron a la playa como todos los días de verano. Una playa totalmente acondicionada para los perros, obviamente. 


    Toby era muy importante para Mark, más que incluso la familia. Hacía seis años que se lo encontró bebé en la basura, y gracias a su amor incondicional y fiel compañía, Toby ayudó a Mark a salir de una fuerte depresión.


    Como era habitual en ellos, llegaron a la playa, se bañaron, nadaron un poco y jugaron a pasarse la pelota. Al salir del agua, Mark secó a Toby y le dio un poco de agua para que no se deshidratase.


    El muchacho prefirió secarse al sol mirando el paseo marítimo, y cómo jugaban al vóley-playa las personas jóvenes de su edad. Era un día maravilloso, muy apacible. 


    Pero de repente y sin esperarlo, Mark giró la cabeza y vio que se aproximaba a la orilla una ola gigante de unos quince metros, una `ola monstruo´ es como la llaman. Un fenómeno marítimo extraño. Dicen los estudios que tal catástrofe es natural y se puede producir por el viento o por las corrientes marítimas. No se sabe aún. A mí me parece de todo menos natural. Mark en cuanto vio la ola y como un acto reflejo, cogió al perro y echó a correr lo más rápido que pudo.


    Sin embargo, la ola alcanzó a ambos. Mark sintió cómo se ahogaba y que una fuerza superior a él le arrastraba primero hacia fuera, luego hacia dentro, y después, hacia fuera otra vez. Sintió que estaba atrapado, sin poder respirar, y que de esa ola no iba a poder salir. Sentía impotencia, miedo y preocupación ante todo por Toby. 


    Cuando dicha ola con sus enviones pasó, Mark se vio cerca del bar que había en el paseo marítimo. La ola se había tragado toda la playa. Toby no aparecía por ningún lado, con lo que la angustia de Mark creció. 


    Al ver que los guardacostas no daban abasto, él mismo se zambulló en el agua para buscar a Toby. Cundió el pánico. Las personas estaban aterradas, pedían sufriendo a la guardia de la playa que rescataran a sus mascotas o a sus acompañantes. Había mucha desesperación, muchos gritos y muchas lágrimas. 


    Hubo un momento en que Mark cansado de nadar, se bloqueó y paralizado, lloró como nunca ante el desastre ocasionado. La idea de perder a su mejor amigo le abrumaba y le aterraba tanto que con el corazón en la garganta, empezó a asfixiarse y sentir arcadas. 


    Sintió taquicardias, ansiedad, falta de oxígeno, pero milagrosamente, Toby apareció a lo lejos nadando nervioso y asustado. En cuanto reconoció al can, emocionado con lágrimas en los ojos y loco de alegría, Mark chilló: ¡ Toby, al fin !. Fue a rescatarlo y nadó velozmente hacia donde el animal estaba junto a otros bañistas que le ayudaron.


    Una vez fuera del agua, Mark secó a Toby y le dijo con cariño: "Menos mal que sabes nadar mejor que yo, ¿ eh, amigo ?." Mientras el perro se tranquilizaba, Mark ayudó todo lo que pudo hasta que no se puedo hacer más. Extenuado y sin ningún ápice de energía, se fue con Toby a casa. 


    El muchacho pudo rescatar a otros animales y a otros vacacionistas. Es un excelente nadador. Pero quedaron reportadas quince personas desaparecidas -- entre ellas, tres menores --, y cinco mascotas.


    Mark nunca volvió con Toby a aquella playa. No quería recordar nada de la tragedia vivida allí. Fue totalmente una pesadilla, un horrible sueño que hasta hoy le despierta de madrugada. Durante mucho tiempo sueña con olas gigantes y gente desesperada gritando, corriendo de un lado a otro pidiendo ayuda.


    Y es que así llegan muchas situaciones difíciles. Repentinamente y sin esperarlas. Ésas son las experiencias que te hacen más fuerte, mejor capacitado y más preparado a la hora de afrontar la vida. Pues nadie dijo que ésta fuera fácil. 




 

    Relato escrito por Eva María Vicente Belmonte.

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